La Tripulacion

Saga y Cecilia se conocieron en Rosario, Argentina. Saga recién llegaba de dar la vuelta al mundo en un barco de 43’ y con su espíritu aventurero cautivo a Cecilia. Juntos decidieron partir al Mediterráneo para trabajar a bordo de veleros y así hacer de su pasión su trabajo.

En el 2004 llego Inés, en el 2005 Martín y en el 2008 Tomas.

Y en el 2010 llego el Express Crusader. Nuestro sexto integrante de la familia, dispuesto a llevarnos a recorrer el mundo, descubrir cosas en familia y sobre todo descubrirnos nosotros. Y como toda singladura, abiertos a disfrutar lo que toque.

jueves, 9 de febrero de 2012

Lava que te lava friega que te friega


El tema de la ropa de a bordo es un temita.
Pensar en llevar una lavadora a bordo mas que difícil sería ridículo así que hay que lavar a mano. Algo prehistórico realmente, por no decir ingrato. Casi todo el día estamos en bañador y más bajo amenaza de muerte tipo Si manchás esa remera con el colacao te mato pendex. Pero la ropa sucia aparece, se acumula. Y ni hablar de las sábanas y toallas.  Me hago la distraída pero el monstruo que vive en la bolsa de la ropa por lavar crece y crece.
Cuando nos vinimos a vivir a bordo pensé que me iba a costar mucho adaptarme a no tener una ducha diaria, yo pensaba que me iba a duchar igual, por mas que tuviese que prender el generador mil horas mas por día. Pero no. EL hombre, animal de costumbre, se amolda a lo que hay. Los primeros días me picaba todo. La sal en el pelo, en la piel y un día no fui capaz de recordar cuando había sido mi última ducha con agua dulce. Ahora, cada vez que nos duchamos parece como un tratamiento de Spa integral. Nuestros amigos del Rancho Relaxo, www.ranchorelaxo.de  lo explicaban perfectamente. Esa sensación de ambiente caldeado por los vapores, ahh. Sucede muy de vez en cuando. Pero nos hemos acostumbrado todos. Y los chicos que en tierra iban a la ducha cada día sin pensarlo ahora cada vez que toca chillan como locos! Nos piden solo una enjuagada, sin jabón por favor!
Y vuelvo a lo que iba. De las cosas que pensé me iban a costar me he acostumbrado bien. En cambio, la lavandería y el secado es un tema peliagudo.  La climatología es tan caótica que llueve unas diez veces por día. Y sale el sol otras tantas. Entro la ropa, la saco, la entro la saco la entro…Y cuando se moja justo cuando ya casi estaba seca me duele en el alma. Si, no exagero. El que haya retorcido un bermudas talle 46 o una toalla de playa a mano lo entenderá. Ah, llueve otra vez!!

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