7 de noviembre de 2001, 01:15 hs.
Por la popa del Express Crusader dejamos al mar Mediterráneo.
Ese mar del cual supimos de su existencia por la voz de Serrat y el cual nos devolvió como un guiño mismo de la vida el haberlo conocido en persona sobre sus aguas.
El mismo mar que vio nacer a todos nuestros hijos, el mismo que nos oyó decir el “Si, quiero”. El que nos sonrió cada día desde nuestra ventana.
El que recorrimos navegando en todos estos años desde Turquía hasta Gibraltar.
Y ahí detrás queda de nuevo el peñón, esa roca que fue testigo de todas nuestras andanzas, de nuestro ir y venir por este hermoso mar que recordaremos y atesoraremos con todas las fotos que nos quedan grabadas en nuestra memoria.
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