Ayer fuimos a un mercadillo para chicos organizado por una mamá de un barco.
Cada uno llevaba los juguetes, cd, dvd que los chicos no usan mas para intercambiarlos o venderlos. Lo hacían en la lavandería de Mike, el de la radio de la mañana. Mike es un hombre bueno, nos recibió con refrescos para los chicos, nos abrió su local para la feria, nos prestó su conexión a internet gratis y dejó que los chicos corretearan por su local sin problemas. Mike tiene una panza que sobrepasa cualquier cosa antes vista. Por debajo de su camiseta, justo al borde con su pantalón se asomaba una faja, los ojos se te van sin querer, tratás de mirar para otro lado pero esa panza llama la atención, ni hablar para los chicos, Tomás lo bautizó enseguida, vino a decirme que el "gordote" le había ofrecido una fanta.
Los chicos tenían sus pertenencias expuestas y se iban regateando y negociando en diferentes idiomas. La mayoría de las veces se llegaba a un acuerdo y cuando llegaba el momento de entregar el juguete llegaba el drama, todo bien pero el juguete es MIO.
Los papás nos dedicamos a intercambiar hojas de ruta, Uds. para dónde van? Algunos sabían, otros como nosotros no. Y por supuesto siempre sale el tema de la escuela. Me da mucha gracia porque la mayoría empieza hablando de los métodos que usan, el horario que hacen, TODO lo que hacen y cuando yo les cuento que nosotros no hacemos NADA mas que jugar, cuando queremos y a lo que queremos se sueltan y empiezan a decir, "Ah, si bueno, nosotros también, al final los libros no sirven para nada".
Con el tema de la escuela yo particularmente pasé por varias etapas y pienso que me faltan un par más. Cuando decidimos venirnos a vivir al barco y navegar yo me armé con los mejores libros de enseñanza que pude conseguir, con miles de libros para cada uno de los chicos según sus "edades escolares", conseguí los programas, compré libros en inglés para seguir el curriculum británico "por las dudas", es decir, gasté al divino botón un montón de plata. Ahora los libros duermen el sueño sin fin en el armario y cada vez que los saco para ver qué pasa, los chicos salen corriendo. En cambio, jugando, inventando, ellos se prenden en todas y los temas van saliendo solos. Más de los que mis capacidades pueden abarcar. Y lo que mas me cuesta: confiar en ellos, confiar en sus capacidades. Si jugamos a un juego de cartas dan vuelta las reglas y se inventan otro que nada que ver y yo me desespero, no así no es dice mi cabeza cuadrada. Qué difícil relajarse y dejar fluir. Y dejar que aparezca esa capacidad de autoaprendizaje. Y dar un paso al costado y entender que no todo pasa por nosotros. Ay, qué difícil.
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