Cuando navegamos siempre me pongo a pensar sobre los vecinos que nos rodean y como en cualquier barrio no faltan los prototipos.
Y acá van las metáforas.
Los chicos que corretean por las calles y arman quilombo son los delfines, siempre aparecen de a muchos, jugando saltando, curiosos.
La copetuda del barrio es la ballena, esa que no se junta con nadie, va a su aire, resoplando.
El vecino agreta, ese que pasa, mira y no saluda es sin dudas el tiburón. Don Tiburcio no muestra interés alguno pero no se resiste a dares una vuelta a ver de qué se trata. Mira de reojo y hace que no hace.
La abuelita paciente, la que está de vuelta de todo, que no tiene apuro y disfruta de la vida es la Tortuga. Ella va flotando por ahí, tomando el sol y de vez en cuando da una aleteada como acordarse que vive.
Los peces serían los insectos que se acercan a las casa a ver si comen algo pero acá es al revés. O mejor dicho, les damos de comer pero anzuelos y nos sirven ellos de comida.
Y un capítulo aparte son los pelícanos. No sé dónde ubicarlos. Sería en algún barrio con altas tasas de suicidio porque son impresionantemente suicidas. Son enormes, aparatosos y de repente caen en picado, todos ellos, y se estrellan contra el agua. Pero son cruza con gato callejero porque tienen muchas vidas. Y comen mas pescado que nosotros.
te fumaste un caño no me jodas
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