Hace un montonaso que no escribo, es
verdad, mea culpa. Lo cierto es que después de descubrir tantas cosas nuevas
estamos ahora en Mallorca, tierra conocida.
Una amiga me insiste en que debería escribir
más, que lo que a mi me parece mundano no lo es. Pero no sé si es eso. Pasan
tantas cosas igualmente que tendría que tomarme medio día para escribir todo. Y
claro, lo tendría que sumar a todas las listas inconclusas.
Nuestra energía últimamente está en encontrar
un ritmo mínimo, un ritmo que podamos llevar todos. Tratamos por la mañana de
levantarnos, desayunar y trabajar cada uno en lo suyo. Los chicos obviamente
necesitan de nosotros para sentarse un rato a escribir, hacer cuentas, etc. Y
entre que voy limpiando, Saga haciendo las camas, lavando ropa, etc. vamos
haciendo un dictado, atendemos el teléfono de gente que quiere ofrecernos
trabajo y no sé cómo vamos esquivando el bulto!
El ritmo lo vamos logrando de a poco, los
chicos lo agradecen también. Llega un punto en el que se aburren y nosotros
también. Somos grandes defensores del laissez faire pero creo que un mínimo
encuadre es beneficioso para todos. Así que dividimos tareas oficialmente. Saga
se encarga de guardar las sábanas, sí, desarmamos las camas CADA día porque los
chicos usan las camas como lugar de juego y como las sábanas se lavan a mano,
se cuidan, se hacen durar. Saga también prepara el desayuno, eso cuando no se
hace el distraído pero yo me encargo de quedarme en la cama hasta sentir el
olorcito de las tostadas y recién ahí aparezco en escena. Y Saga también lava
la ropa. Sí, gente, se vino la revolución femenina. Yo mientras, leo Facebook y
esas cosas importantes. Después de
desayunar, o sea, cuando ya me siento algo parecido a un humano, limpio lo del
desayuno, arreo la prole a lavase los dientes, etc. y nos sentamos a trabajar
un poco. Del resto de las comidas me encargo yo. Y en este barco es bien sabido
que SE COME. No hay excusas de falta de espacio o presupuesto.
Y hablando de presupuesto, en unos días me
tenía que ir a trabajar una semana y se canceló a último momento. Para este
trabajo tenía que viajar con el bolso de mano lleno de caviar, sí beluga. Los
clientes lo pidieron y donde está el barco no hay así que me habían pedido que
lo llevara yo, con su posterior reembolso. MENOS MAL que no lo compré porque
hoy se canceló el trabajo y me tendría que haber comido 700 euros de huevos de
pescado, por huevona…
Y me pongo a pensar esto que dice mi amiga de
que nuestra vida diaria no es muy ordinaria (como sinónimo de común, entendé? vo?)
y creo que al final va a tener razón.
Definitivamente, al menos para quienes vivimos en tierra, tu vida no tiene nada de ordinaria!!!
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte Ceci!
no, no es común. por ejemplo hace mucho que no nos contás cómo planificas los menúes! que están comiendo? menos mal que no compraste el caviar!!! aunqe pienso en la combinacion del uo a uno argento, caviar, manteca y galletitas express y se me hace agua la boca
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