Desconectados

Se nos acabó el paraíso de la conexión a internet.
De Dominica navegamos hasta María Galante. Un viaje que se suponía tenía que ser con viento en contra y fue con viento por la aleta, un placer.
María Galante es una isla paradisíaca. Llegamos con luna llena y vimos una situación muy poco común, por la noche vimos la sombra del barco sobre el fondo marino. Es una cursilada pero se confundían las estrellas de mar con las del cielo, qué tul?
En tierra no hay mucho, una panadería, un restaurante y un super. En el restaurante nos afanaron y nosotros los vasos de chupito, conste en actas.
Encontramos un quincho en el medio de la playa y nos instalamos. Recolectamos unos cuantos cocos, la mitad los comimos y la otra mitad los hicimos rum punch. Que no falte.
Después navegamos hasta Les Saints y el contraste es enorme. Cuando hace semanas que no ves mucha civilización todo sorprende. Disfrutamos de unos helados, unas croissantes y baguettes y partimos para Ile du Cabrit a visitar al alfarero y buscar las cosas de arcilla que hicieron los chicos. Pero el alfarero no estaba, es semana santa y esto está a tope. El alfarero se las tomó. Demasiada gente. Pero encontramos nuestras cosas ya cocinadas y ahora el barco reosa con artesanías. Familia a prepararse porque viajan a Rosario! Las artesanías digo y aclaro. Los chicos se las mandan de regalo a abuelos, tíos, primos varios.
Ahora es de noche, la luna está por salir y el sol se escondió regalandonos un instante de placer. Los chicos están relajados después de un día de nadar, correr, subir piedras. Tomás fue y vino nadando del barco a la playa y vuelta, de la mano de Saga pero ya se larga.
Y nos vamos a cenar, liviano. Hoy comimos un asado en la playa y nadie tiene hambre!

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