Hoy fue un día como tantos otros. Una rutina que no existe pero implica hacer cada día cosas, muy diversas. Creo que justamente no se transforma en rutina porque hay tantas cosas por hacer, siempre.
Uno se viene a vivir a un barco para vivir supuestamente mas lento, mas tranquilo y siempre termian con la misma sensación. Esa de tener listas interminables en la cabeza, casi ni querés atinar a hacer una lista en formato papel por miedo a que alcance kilómetros de longitud. Bueno, exagero. Pero no tanto.
Un día, como otro día cualquiera. Hoy nos levantamos y, nada. Mejor dicho, hoy se levantó Saga y fue al mercado a ver si encontraba algo de pescado fresco. A ver si a alguno de por acá tuvo pilas suficientes para salir un par de horas a pescar algo. Sí, vuelve con 4 pescados simil Red Snaper que según él fueron destrozados por el pescadero que los limpió pero yo sé que lo dice antes de que yo empiece con mi perorata de cómo puede ser que destrozen el pescado así! Saga dice que no conoce ningún cocinero que esté contento con cómo le limpió el pescado el pescadero y sí, tiene razón. Pero ni ahí que se lo reconoceré nunca.
Saga llega al barco y creyendo que nos iba a encontrar a todos desayunando encuentra un barco con gente que duerme. Y trae dos hermosas barras de pan integral con semillas bajo el brazo, ah, placer.
Nos despertamos y desayunamos todos pan con jamón, queso y de postre mermelada de naranja amarga de WFI, un supermercado británico, miles de km de acá, mi barco.
Yo me quedo con Inés a bordo haciendo cuentas, distingue las centenas, decenas y unidades y hace cuentas con los cubos multibase. Escribe palabras con ca ce ci co y cu. No le entra eso de la ce y que ni a palos. Hicimos un cuadrito y le dije que se lo voy a tatuar en la mano, ja! Después hace 45 min de inglés y después se pone a pintar.
Saga llega con martín y Tomás. Martín hace media hora de inglés y dice que está cansado pero es que no quiere encarar con las cuentas pero al final se engancha y quiere hace un libro de Mates que era de Inés. Tiene dos libros nuevos pero quiere el de su hermana (¿) Y después dicen que las mujeres somos complicadas. No lo entiendo. Al final hace un poco y se cansa, se quiere a ir a jugar a la Nintendo y yo me debato en mis ideas de si la consola sirve de algo. Hay un gran debate entre los homeschoolings, que si consola a demanda o no. Que temita…
Después nos dedicamos al barco mientras los chicos jugaban. Yo le pegué un burlete nuevo al freezer para ver si aguanta mas de 25 días sin pedir a gritos que la descongele. Y Saga ajustó toda la jarcia, lo subí yo al palo y mientras esperaba para bajarlo iba rascando el barniz de la tapa de regala. Después pegué el burlete del tambucho del camarote de los chicos que se resiste a quedarse en su lugar.
Saga se fue de visitas sociales y laborales a diferentes barcos que hay por acá. Y pasó por el taller a ver si de una vez ya nos habían cortado el contra rígido que le llevó Saga hace un par de días.
A la tarde nos fuimos todos a buscar a un amigo de los chicos para ir un rato a correr a la playa pero al final nos quedamos por el muelle y los chicos jugaron por ahí. Saga se sentó con el culo en un lavarropas que estaba en la puerta de una oficina de servicios para megayachts y con la compu sobre las piernas logró una conexión a Internet decente como para bajar el parte del tiempo.
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