Vivir en el Caribe tiene como ventaja la sensación de estar viviendo de a ratos en un cuento de Gabriel García Márquez en vivo y en directo.
Obviamente no me pone nerviosa porque no estoy trabajando porque sino me alteraría mal en mi orden y organización de importación europea.
Los otros días tenía que ir al otro lado de la isla de St. Martin, al lado francés, y me dijeron que podía llegar en autobús. Saga me bajó a tierra en el dinghie y me avisó que los autobuses eran tipo vans. Yo me bajé abajo del puente, crucé por una oficina de aduana, atravesé un parking y llegué a lo que era la calle. Empecé a caminar y caminar buscando ”la parada” hasta que veo a una chica que para una van como uno pararía a un taxi y leo en la matrícula y decía “Bus”. Ok, me subí y pregunté si me llevaba a Marigot. Todo el autobús me empezó a contestar, todos hablaban en inglés y no pude entender a ninguno…es desesperante intuir que hablan inglés pero lo hacen en otro formato. Y esa versión no la tengo descargada. No entiendo absolutamente nada, diría mi hijo Tomás. Abrí de nuevo la boca para decir que solo me avisaran cuando me tenía que bajar y me encomendé al Gauchito Gil (es el de las rutas, no?) para que me ayudara a no terminar en cualquier lado. De nuevo, tod el autobús me empezó a hablar e intuí que me estaba avisando que me tenía que bajar. Pero bajé y no estaba en Marigot. Encontré a un policía y cuando le pregunté cómo llegar a marigot me empezó a hablar pero a la misma vez que el guardia de seguridad que estaba al lado de él…Ahh. Alguien que me hable en Inglés, please!
El autobús para cada diez metro de promedio. El sistema es gritar dos metros antes “Stop Please” a lo que sigue la secuencia de frenazo barquinazo. El pago todavía no me queda claro si es antes de subirse o después. Creo que no tiene importancia, tampoco creo que la tenga si pagás o no. Hubo gente que subía y le decía al chofer “Tenga, es todo lo que tengo” y se sentaba tranquilamente. Me encanta.
Yo me tenía que bajar en Concordia Road y no me animé ni a preguntar dónde quedaba y para mi sorpresael chofer paró y me avisó que bajara.Así de simple. Esas son las cosas que parecen raras. De tan simples que parecen ya olvidadas en el tiempo.
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